En 1994 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 17 de junio Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía. Ese mismo año, en ese día, se había aprobado la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la desertificación en los países afectados, en particular en África.
Las graves sequías y desertificación, en especial en Africa, llevaron a ONU el 19 de diciembre de 1994 a invitar a los Estados a que dedicaran el Día Mundial a sensibilizar la opinión pública respecto de la necesidad de cooperación internacional para luchar contra la sequía y sus efectos respecto de la aplicación de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.
En la actualidad 194 Países Parte -entre ellos Argentina- ratificaron este acuerdo, que apunta a mejorar la productividad de la tierra, restaurar y conservar los suelos y establecer una mejor utilización de los recursos hídricos.
La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció como lema para el 2011: “Los Bosques Mantienen Activas las Tierras Secas”, ya que los mismos combaten la degradación de la tierra y la desertificación mediante la estabilización de los suelos, la reducción de la erosión hídrica, eólica y el mantenimiento de los ciclos de nutrientes en los suelos.
Los bosques secos también son importantes santuarios de la biodiversidad y los ecosistemas proporcionan bienes como combustible, madera para construcción, y medicamentos. Además, los bosques secos son un amortiguador frente a la sequía y la desertificación y una medida de protección para los pobres.
El Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki–Moon, expresó en su mensaje para esta fecha que “la gestión, la conservación y el desarrollo sostenible de los bosques secos son esenciales en la lucha contra la desertificación”, señalando que “el reverdecimiento en curso del Sahel y otros ejemplos exitosos en todo el mundo, demuestran que las tierras degradadas pueden recuperarse para la agrosilvicultura y otras prácticas sostenibles, por lo que es preciso que aumentemos la envergadura de estas intervenciones y demos amplia difusión a sus resultados”.
Diversos son los factores que contribuyen a agravar los procesos de deterioro de la tierra: los problemas de títulos e inseguridad en la tenencia de la tierra, algunos latifundios y minifundios con manejo inadecuado, la ocupación de tierras fiscales, las deficiencias en la educación de los productores, la falta de capacitación y asesoramiento entre otras.
Como consecuencia de ello se produce una creciente degradación del suelo, el agua y la vegetación disminuyen y anulan su productividad sumiendo a los pobladores en la pobreza u obligándolos a la migración. Estos migrantes de las áreas rurales se transforman en grupos marginados en los grandes núcleos poblacionales del país.
Programa
Desde la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, la Dirección de Conservación del Suelo y Lucha contra la Desertificación Desertificación (DCSyLcD) elaboró el Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación (PAN), cuyo objetivo central consiste en luchar contra la desertificación y mitigar los efectos de la sequía, a fin de contribuir al logro del desarrollo sostenible de las zonas afectadas, con miras a mejorar las condiciones de vida de la población
Dentro de las acciones de la Dirección se encuentran la suscripción de alianzas con ONG’s, universidades nacionales, institutos y gobiernos provinciales; acuerdo para la implementación de Energías Alternativas en Tierras Secas con la Secretaría de Energía de la Nación (PERMER); promoción de Pueblos Solares en la Puna (Misa Rumi) con Fundación Ecoandina y distribución de cocinas solares para ahorro de uso de leña y secuestro de carbono en la Puna (Tilcara).
Asimismo, capacitación y sensibilización; promoción del fortalecimiento de la integración regional (Argentina, Bolivia, Paraguay) en el marco del Programa de Acción Subregional (PAS Chaco); realización de un sistema de información (SIG) y una Base de Datos para hacer frente a los desafíos al manejo sostenible de los recursos naturales e integración y adopción de la visión regional, política y mejores prácticas de manejo sostenible de tierras y un conjunto de indicadores de desempeño y sostenibilidad incorporados en el PAS Chaco.
Además, monitoreo y evaluación participativa de suelo, agua, vegetación y aspectos socioeconómicos y contribución a establecer un sistema de microcréditos en forma asociativa, incluyendo transversalmente el componente de género y actividades a nivel social que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de la población.
Por otra parte, la evaluación de la Degradación de tierras en Zonas Áridas (LADA), proyecto internacional dirigido a evaluar el alcance y las causas de la degradación de tierras en zonas áridas.
El mismo está financiado principalmente por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y ejecutado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Es coordinado con los gobiernos de La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, bajo el nombre de “Manejo Sustentable de Ecosistemas Áridos y Semiáridos para el Control de la Desertificación en la Patagonia”.
El programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación y el PNUD propone este proyecto quinquenal que complementa los actuales esfuerzos nacionales y locales mediante la incorporación de los principios de manejo sustentable como eje central en la planificación regional sobre el uso de la tierra; el desarrollo de capacidades institucionales e individuales; la amplia concientización y participación popular en la implementación del Manejo Sustentable de Tierras (MST) que reducirán la degradación de la tierra y que, en consecuencia, combatirán la desertificación.
El objetivo del proyecto es evitar la desertificación en la Patagonia extra–andina, a través de la implementación de prácticas para un Manejo Sustentable de Tierras, buscando mejorar la estabilidad y funciones de los ecosistemas, dentro del contexto de un desarrollo regional sustentable. El cumplimiento de los resultados propiciará una mejora en las condiciones de vida de los productores ganaderos y sus familias.
Patagonia
Los ecosistemas áridos y semiáridos conforman el 75% de las tierras de la República Argentina, y aproximadamente la mitad se ubican en la región Patagónica.
Esto significa que, contrariamente a la representación generalizada de un país, en el que abundan pastizales productivos, selvas y bosques, tenemos un territorio básicamente árido y semiárido.
Los ecosistemas áridos son complejos, diversos y frágiles, están adaptados a la falta de agua y presentan una gran belleza natural y cultural.
La Patagonia es mundialmente famosa por la lana y la carne que se produce en sus vastos pastizales naturales.
En 1950 la carga ovejera llegó a su tope máximo de 20 millones de cabezas, pero a medida que la carga animal fue excediendo la disponibilidad y capacidad de los ecosistemas locales, éstos se fueron degradando hasta llegar en algunos casos al daño permanente.
Además de en Argentina, se está llevando a cabo en Cuba, China, Túnez, Senegal y Sudáfrica a diferentes escalas.
Algunas causas en Argentina:
PATAGONIA: Sobrepastoreo ovino;
PAMPEANA: Prácticas incorrectas del uso del suelo, erosión hídrica y eólica, sobrepastoreo, pérdida del bosque nativo por avance de la frontera agrícola;
CHACO: Desmonte, sobrepastoreo y agricultura excesiva;
CUYO: Sectores bajo riego que presentan problemas de salinización, sobrepastoreo y deforestación;
PUNA: Erosión hídrica y eólica, sobrepastoreo, deforestación e incendios.
Fuente: http://www.prensa.argentina.ar
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