lunes, 12 de noviembre de 2012

VIOLENTAMENTE CULTURAL











El 7 de agosto en Villa María, Córdoba, un puñado de dirigentes políticos, sociales, gremiales, culturales, coordinados por Juan Montes dio el primer impulso a la actual batalla por la defensa de la Ley de Medios. Todavía Martín Sabbatella no había llegado a la Afsca y el 13 S era un juego en las redes sociales....

Es muy profundo lo que está pasando con nuestra gente. Son cientos de miles los que se movilizan de contra.Un gran Otro los conduce, pero la acción de salir a la calle es voluntaria. Además el Gran Hermano cuando logra la foto multitudinaria resignifica el acontecimiento y lo utiliza para sus negocios. Negocios que nunca compartirá con quienes logra sacar a la calle. Porque los miles de argentinos que se movilizaron son prenda de negociación en mesas políticas, económicas, sociales y culturales de alcance internacional.

Quienes defendemos el Proyecto Nacional y Popular debemos tomar nota de esta maniobra, maniobra que se hace en contra del gobierno nacional y de la presidenta Cristina Fernández y por detrás de las cacerolas y sus ejecutantes. No todo es lo que parece y lo esencial es invisible a los ojos.

Pero pasa algo cuando miles se movilizan, siempre pasa algo. Lo más peligroso no está en los caceroleros sino en quienes los conducen, esos que nunca van a elecciones ni tienen que poner la firma. Esos que son concientes que aún les falta un líder. Cuando ganó Carlos Menem, Esos creían que el liderazgo lo tendría Eduardo Angeloz, pero en la misma noche que el riojano se hizo de la presidencia comenzaron a ponerle las condiciones. Menem aceptó, el kirchnerismo no; y esto se sucede ininterrumpidamente desde 2003.

Pero Ellos acumulan: con Bloomberg lograron poner en cuestión el tema de la inseguridad y ese tema se instaló fuerte en la sociedad, hoy es agenda reconocida hasta por los más garantistas. Con la 125 también se llevaron algo, la posibilidad de faltarle el respeto a la política, a la Presidenta. Lograron una cierta impunidad para enfrentar violentamente a la democracia. Y con las dos últimas movilizaciones ganaron la firma de la oposición política a la no re-reelección.

Pero venían por la derogación de la Ley de Medios y no pudieron. Como no pudieron pedir la renuncia de Cristina. Van por todo pero como buenos traficantes se llevan lo que pueden. Sin el 54 por ciento de los votos, la democracia estaría en peligro.

Juan Montes nació en Córdoba, formó parte de los cabecitas negras que viajaron a Buenos Aires para salir de la pobreza. Vivió en una villa miseria de Munro. Un plan Evita puso a su familia en una casa como la gente. Vendió sandías y escobas a la vera de la ruta. La dictadura, la desaparecedora, lo encontró trabajando en la editorial Abril como aprendiz de tipógrafo. Muchos años después dirigió un diario hasta que la línea editorial lo puso en crisis y renunció.

Juan podría explicarle a alguna Cinthya García (si hubiera otra con tantos ovarios) porqué quiere a Cristina, porqué se hizo peronista y porqué pelea por la Ley de Medios.

A Juan le gusta definirse como actor (en alguna escala estudió arte dramático) y peronista.En la Argentina hay muchos Juan Montes, pelean por causas importantes y no buscan ni 5 minutos de fama. El 7 de agosto con un acto de unas 300 personas definió que había que comenzar la pelea por el 7 de diciembre.Hoy en Villa María está feliz organizando debates, volanteadas y actos para que todos respeten la Ley. Y sabe que no está solo.

Todas las historias no están en la televisión, ésta es una de esas.Cientos de foros, actos, recitales, en todo el país van por la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Los hay de todos colores y formas. Es otro tipo de movilización. Los que las promueven dan la cara, debaten, ponen mucha libido en su acción. También los mueve el deseo.

Es muy profundo lo que está pasando con nuestra gente. Son cientos de miles los que se movilizan a favor de una Ley. Y por esta vez en la historia argentina aunque los Ellos tienen más fierros, la pelea se da en el terreno de las ideas, una batalla violentamente cultural.

Néstor Piccone

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