El presidente del INTA, Carlos Casamiquela dijo que debe subrayarse que la Argentina, primer exportador mundial en diversos rubros agroalimentarios, aumentó su producción de granos de 70 a 100 millones de toneladas entre los años 2003 y 2010. Un crecimiento histórico de 41 por ciento en siete años.
“El Cono Sur posee una posición destacada en la producción de alimentos”, expresó Carlos Casamiquela, durante la videoconferencia inaugural de un ciclo organizado por la Red Innovagro, conformada por especialistas de 15 países de Europa y América Latina. En esta oportunidad, bajo el título “Estrategia y modelo de innovación en el sector agroalimentario argentino”, el análisis de Casamiquela consideró los futuros desafíos de la región.
“El Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca ha logrado diseñar un Plan Estratégico Agroalimentario para el año 2020, estableciendo que la Argentina sería capaz de producir 160 millones de toneladas”, afirmó. Ese crecimiento, dijo, se debe a la incorporación de semillas OGM y la masiva adopción de la siembra directa, implementada por más del 75 por ciento de los productores argentinos.
Además, mencionó al almacenamiento de granos y forrajes en bolsas plásticas y el crecimiento en la fabricación de maquinarias agrícolas como factores que repercutieron positivamente en esos resultados. Señaló también el potencial nacional para sostener el desarrollo desde el agregado de valor en origen: “La Argentina es exportador de materia prima y hay que avanzar en el valor agregado”.
Por otra parte, agregó que “en el campo de la producción agroalimentaria han aparecido nuevos sujetos agrarios”. En ese sentido, comentó que a los productores tradicionales se suman pools de siembra y contratistas, empresas oferentes de servicios que se han unido y convertido en productores, sujetos que realizan las tareas propias de la producción pero sin ser propietarios de la tierra.
Para Casamiquela, la producción de alimentos y el cuidado de los recursos naturales, fundamentalmente el agua y el suelo, así como la capacidad de interpretar la variabilidad del cambio climático para eliminar la incertidumbre, serán los principales desafíos en un futuro cercano.
En esa línea, reforzó la necesidad de análisis prospectivos: “Estamos trabajando en anticipar qué va a pasar en el mundo, cómo lo va a encararla Argentina y cuál será el rol del INTA en ese contexto futuro”. Asimismo, comentó que está “formándose un grupo de trabajo con una visión regional” y ya se creó un instituto de estudios para empezar a abordar el análisis de las problemáticas sociales.
Con respecto a la innovación a escala regional, el presidente del INTA manifestó que los vínculos entre ciencia y tecnología, economía y sociedad están en revisión: “Organizaciones como la nuestra deben ser interdisciplinarias y hay que formar profesionales desde esta perspectiva, dirigentes capaces de comprender la problemática en su conjunto”.
Fuente: Prensa Argentina
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