Alejandro Robba
Durante las semanas previas a las elecciones del domingo, los debates fueron esencialmente políticos y no se prestó mayor atención al tema económico. Si bien parecería razonable que el foco esté puesto en la disputa sobre un universo mayor de ideas y propuestas de los candidatos, aún con varios economistas en las listas de la oposición, la coyuntura económica no fue puesta en discusión.
Sorprende que en elecciones anteriores la cuestión económica ha tenido siempre una centralidad mayor. ¿Qué ha marcado la diferencia en este caso? Claramente, las predicciones apocalípticas de economistas, consultores y políticos en campaña han estado tan lejos de la realidad, que la agenda de los medios hegemónicos tuvo que mirar para otro lado. Todos los augurios de estancamiento y recesión han sido puestos en ridículo por el ciclo ascendente del nivel de actividad mostrado tanto por datos públicos como privados, lo que debería llevar a “gurúes y pitonisos” al un acto de contrición que redunde en no confundir deseo con realidad. En este asunto, ha sido líder el senador radical Ernesto Sanz que, como símbolo de la impotencia opositora para aportar ideas, nos advertía en abril –justo el mes en que comenzaba la recuperación- que “la economía no está bien, y ojalá siga así hasta octubre".
En el bimestre abril-mayo el nivel de actividad crecía al 7,4%, acumulando en los primeros seis meses del año un alza cercana al 4,9%. La expansión argentina se fundamenta en el crecimiento de la demanda agregada. El consumo sigue robusto y es la inversión la variable que lidera la suba, tanto en bienes de capital -cuyas importaciones (una medida aproximada de la inversión en maquinarias y equipos) se elevaron 10% en el primer semestre- como en construcción, que en abril-junio subió 7%. En este sector, se destaca como "factor dinamizador" la incidencia de la obra pública (obras viales, 7,7% y otras obras de infraestructura, 10,9%) que creció en el semestre a tasas mayores que el gasto corriente, modificando la relación más favorable a ese tipo de gasto, que había mantenido el Gobierno Nacional en el 2012.
Volviendo al consumo interno, se destacan las ventas en supermercados y shoppings por encima del nivel de 2012; el alza de 7,1% en el consumo de servicios públicos, y el de patentamientos de automóviles en niveles récord (8,3% en el semestre). La venta de autos y de motos estará en el orden de 800.000 y 700.000, respectivamente, lo que habla a las claras del boom que están experimentando esos sectores a partir de las mejoras en los ingresos y su distribución –en particular en el caso de motos- que se vienen operando desde el año 2003.
Para apuntalar la recuperación económica, desde el lado de la oferta, también impactaron la mayor cosecha (20%), el sector financiero y la industria, sector que luego de cuatro trimestres consecutivos de caída, en el segundo trimestre se expandió de la mano de la producción automotriz, los minerales no metálicos y la industria química. En este sentido, los datos de la UIA superan, a su vez, a los oficiales, con incrementos del 5,5% entre abril y junio.Todas estas mejoras tuvieron como corolario la mejora del empleo, ya que en este contexto de expansión, la desocupación cayó al 7,2% en junio, y se mantuvo estable respecto del mismo período de 2012.
Según nuestros análisis, el cierre de paritarias, un empleo estable, el crédito al consumo y la línea de créditos productivos a la inversión, darán aliento a la expansión de la demanda en el segundo semestre. El sector público ha sido clave en la recuperación, por el impulso a la actividad económica tras las subas en la Asignación Universal por Hijo (35%), jubilaciones (32%), obra pública (36%) y el salario mínimo (25,5%). Complementariamente, el despliegue de las políticas económicas estructurales adoptadas durante 2012: Reforma de la Carta Orgánica del BCRA, Expropiación del 51% de YPF, Lanzamiento del plan PROCREAR, como las más relevantes, conjuntamente con la reglamentación de la nueva ley de mercados de capitales que se conocerá en los próximos días, constituirán un paso hacia adelante para apalancar la recuperación de la inversión de los últimos meses del año.
Tanto la información estadística pública y privada, como la realidad misma son incontrastable evidencia de que las variables económicas siguen mostrando fortalezas, aún en períodos de desaceleración de la economía mundial, dando cuenta además de que se está muy lejos del fin de ciclo que se pronostica compulsivamente cada año electoral. En este sentido, las políticas contracíclicas, tanto de corto como de largo plazo que se han tomado, son la base de este escenario, donde Argentina es el país suramericano que más creció en el último trimestre.
Para los próximos meses el panorama de buenas noticias no se alterará, lo que permite prever que tendremos una segunda etapa de campaña electoral hacia octubre donde la coyuntura económica será soslayada y seguramente se girará hacia el debate de la agenda de “futuro”, donde la oposición ya ha esbozado un punteo de temas donde parecen coincidir los candidatos del PRO con los del Frente Renovador y que apunta a políticas sustentadas en líneas de pensamiento que ya experimentamos en nuestra historia reciente: como la vuelta al endeudamiento externo, la revisión de la nacionalización de las AFJP y el establecimiento de metas de inflación en materia monetaria, temas que sería importante que se explicaran a fondo, y no como meras consignas de campaña o guiños electorales a determinados sectores e intereses concentrados.
Fuente: Télam
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